Ventanas de madera?
“No hombre no, a mí dame Pvc, que una vez colocadas me
olvido de ellas.”
Lamentablemente cada vez es más frecuente escuchar este
argumento para decidirse por una u otra opción.
Los avances en el campo de la protección de la madera (sobre
todo, en nuestra opinión y experiencia los de base al agua) han conseguido
reducir este “problema” a la mínima expresión.
No vamos a negar lo evidente, la madera necesita
mantenimiento, pero hoy en día, la correcta elección y aplicación del protector
evitará la amarga experiencia de un completo lijado de la ventana. Con una
sencilla aplicación del producto cada 3 o 4 años será suficiente para disfrutar
de unas ventanas tan bellas como el 1º día.
Una vez aclarado que el único “problema” de la ventana de
madera, igual no es tal, centrémonos un momento en el compuesto principal de
las ventanas de Pvc.
Que es el Pvc?
El Pvc es un compuesto organoclorado y como otros
organoclorados (como por ejemplo el DDT, prohibido ya a finales del siglo
pasado) contiene un elemento extremadamente peligroso: el Cloro.
La industria del cloro está destruyendo la vida de numerosos
ríos y supone un riesgo persistente para la salud de las personas. Ya a finales
del siglo pasado, el Consejo Alemán de expertos en medioambiente declaraba que
el crecimiento de la industria del cloro durante los años 50 y 60 representó
una equivocación decisiva en el desarrollo industrial del siglo pasado, que no
habría ocurrido de haber tenido en aquellos años los conocimientos actuales
sobre los daños medioambientales y riesgos sobre la salud.
Junto a estas líneas podemos ver las imágenes de donde se
produce la materia prima para la fabricación de una ventana de Pvc y de otra de
madera.
Cuál de estas 2 industrias nos gustaría tener cerca de casa?
Que cada cual se forme su propia opinión, pero a la pregunta de si hay algún
material mejor que el Pvc para la
fabricación de ventanas, la respuesta es, claro que lo hay, la madera.
Un material noble, con una capacidad aislante
inmejorable, un material que si se quema no produce toxinas cancerígenas, que
se reproduce de forma natural, generando grandes beneficios a la atmosfera y a
la par a nuestro querido planeta, y del que desarrollando una política de desarrollo
sostenible podríamos disponer indefinidamente.